lunes, 14 de octubre de 2013

Yacer


El dolor pidió puerta de salida,

debía dejarla, abandonarla

ya era suficiente para ella,

había jugado y decidido en su nombre,

pero la veía tan débil, tan entregada

que le dio pena, decidió dejarla, abandonarla

ya que nada más le podría hacer padecer

voló a lugares lejanos, buscando otro ser que torturar

ansiando hallar algún amor que romper,

¡el dolor estaba tan latoso!

se había alimentado de todos los sueños de esa mujer,

en la bolsa, había robado cada estrella brillante

cada bello amanecer.

el alma de esa tonta que decidió creer en él,

de recuerdo le dejó un gélido vacío,

la soledad de compañía, y un destierro eterno.








Gaby Fleitas




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