domingo, 5 de enero de 2014

Piélago




Desde mi ventanal, el mar no se ve
no diviso su claridad, solo oigo su sonido
una nubosidad se apodera del paisaje,
eliminando de mi vista su abrazo
duele esa lejanía, duele demasiado,
solo me resta aturdirme en su aroma
en el sudor de su sal,
que llega a escondidas hacia mi
como queriéndome acariciar con su brisa
y me trepo en su fragancia, pruebo de su sabor
que sirve para calmar por instantes
la borrasca que me aqueja
formando en mi interior
una inquietante vastedad
enfundándome en la inmensidad del abismo
de mi amante y adversario
y lo transporto hacia mi,
adueñándome sin prisa de su completa sonrisa
trepando a la extensión de sus aguas
ardiendo en su abismo íntegro
y lo domino y me domina.
y en su desenfreno me interno...
desde mi ventanal, el mar no se distingue,
no lo necesito, se encuentra conmigo.





Gaby Fleitas
Derechos Registrados

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