Pasas cada mañana por la vereda,
arrollado en un arcano silencio
rotas levemente tu mirada hacia mi puerta
y casi sin querer develas tu secreto.
El cigarrillo es el sello firme de tu estampa,
vas meciendo tus brazos, es tu gesto,
porte y figura desbordando misterios,
hombre de incógnito disfrazando lamentos.
Cada atardecer trasnochas tus desvelos,
esperando sin respuesta en el andén
a quien jamás vendrá al muelle de tu puerto;
un pérfido mar te la robo hace ya cuantioso tiempo.
Duele tu dolor, lastima tu silencio,
llevas el miedo en tu rostro y en tus dedos;
solo la esperanza es el sostén de tus días inciertos.
Hombre, no me animo a revelarte que ella...ha muerto.
Gaby Fleitas
Derechos Registrados
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