debía dejarla, abandonarla
ya era suficiente para ella,
había jugado y decidido en su nombre,
pero la veía tan débil, tan entregada
que le dio pena, decidió dejarla, abandonarla
ya que nada más le podría hacer padecer
voló a lugares lejanos, buscando otro ser que torturar
ansiando hallar algún amor que romper,
¡el dolor estaba tan latoso!
se había alimentado de todos los sueños de esa mujer,
en la bolsa, había robado cada estrella brillante
cada bello amanecer.
el alma de esa tonta que decidió creer en él,
de recuerdo le dejó un gélido vacío,
la soledad de compañía, y un destierro eterno.
Gaby Fleitas
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