martes, 3 de abril de 2012
Malvinas
Diecinueve años, recién cumplidos, uf, que cansado estoy, este “bailecito” que nos pegan a los “novatos” me deja de cama, cada noche, cuerpo a tierra, carrera a mar, salto de rana, lagartija y ya no sé qué más, recién acabo de acostarme y presiento que en cualquier momento suena el clarín para comenzar la jornada, soporto porque me gusta esto de “la colimba” y porque es mi sueño el estar en la armada, en un barco como, ¡El Fragata”, y que en el muelle me saluden mis viejos, mis hermanas, orgullosos de mí, soporto y hasta me gusta, aparte, este fin de semana me toca, “salida”, mmm que bueno volver a probar los tallarines de la vieja, mojar el pancito en su tuco, ese, que tiene ese gustito que solo a ella le sale, y aunque se enoje cuando lo hago, sé que le gusta, y mis hermanas, seguro que las petisas me van a esperar con una enorme pastafrola, para tomarnos unos verdes, de esos que , tenemos que llenar el termos varias veces, porque la charla no se termina, como las extraño, a pesar de su malhumor, o de las peleas que a veces nos enojan, solo por un rato, que lindo va a ser este domingo pasarla todos juntos, como hace ya cinco largos meses que no lo hacemos.
Recién son las tres de la mañana, que sucede...? corridas, sonidos, camiones aprestándose, llega el coronel, “arribas soldados”, la patria los necesita, alístense para ir al frente de batalla!
No entiendo nada, presiento que los tallarines de mamá van a tener que esperar, preparamos….nada, sino tenemos nada, aún sabemos poco y del uso de las armas, aunque nos dan una a cada uno, bastante ajetreada por lo visto, yo casi no le conozco el uso, aun así, no se contra quien pelear, solo sé que lo voy a hacer por mi patria, como juré, como me lo prometí desde que pensaba como sería estar acá.
Uniforme, casco, botas, y en la mochila, algo de abrigo, y mucho de temor y desconcierto, por supuesto que nadie jamás lo sabrá, ah, también esa estampita que me dio mi viejo, que está ya amarilla, el la había usado en su época de soldado. Nos permiten dos minutos, contados por persona, para hablar con la familia por tel., “algo rápido, sin sentimentalismo” es la orden, marco tragando saliva, y aguantando mis lágrimas, que piden salida….-mamá, cuanto tiempo hace que no oía tu voz ¡! Que dulce que suena, como me llena el alma saberte tan orgullosa de mi, te oigo, y comienzas a hablar sin siquiera presentir nada, que boludo!, no puedo pronunciar palabra, ahora que puedo, no hablo, solo me conformo con oírte…”hola querido, ya compré todo para el domingo ¡! Las tías también van a venir, quieren ver tu “nuevo corte de pelo”, ah el abuelo quiere que lo acompañes a pescar, aunque sea unas horitas, si podes hacerlo, es muy importante para él, sabes..?
Las palabras no me salen, solo atinó a decir, “Los quiero mucho a todos, a todos mamá, los quiero con el alma vieja!!! Y ya el tiempo terminó, no alcance siquiera a escuchar la respuesta de mi vieja, que seguro, no entendía nada, después la llaman, eso me dijeron, y le avisan, o se va a enterar por las noticias, seguro.
No hay tiempo ni de desayunar, antes de subir nos dan un pan a cada uno, aguanten que en el próximo viaje les mandamos comida y abrigo suficiente, .Soldados, a luchar!!! …..soldados…jaja creo que el más grande soy yo, al enano le íbamos a festejar el miércoles sus 18 años, tremenda joda le teníamos preparada, otra de las cosas que tendrán que esperar.
Nadie dice nada, pero el miedo se presiente, se ve en nuestros ojos, nos damos los manos, aquellos que estamos más cerca, un fuerte e interminable apretón de manos y el avión comienza su vuelo…
….siento tanto frío…el viento quema mi piel, penetra en mi uniforme ya mojado… de sangre creo… ya no recuerdo nada más, ni tengo noción del tiempo que hace que estoy acá, rodeado de cruces blancas, con amigos, como yo…solos en este desierto de nieve, y nadie aparece a visitarnos, las gaviotas se han convertido en nuestras eternas compañeras, y el mar, en nuestro verdugo eterno…de vez en cuando, muy de vez en cuando, alguien aparece, se queda un minuto frente a mi tumba, y vuelta a la soledad.
Gaby Fleitas
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